
Tal vez sea porque las condiciones en salud mental no son visibles a los sentidos superficiales, hace que sean tan estigmatizadas por la sociedad. Por ejemplo, no pueden enyesar tu cerebro para que la depresión cure. Pero si pueden hacer lo mismo con tu brazo roto. O tal vez por las prácticas cuestionables que fundaron el inicio de la psiquiatría y
psicología moderna. Pero lo cierto es que, por estas razones, la ansiedad, la depresión y el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) Son enfermedades comunes en el mundo, junto con el cáncer. la diabetes y la obesidad.
Hay algunas personas que sienten resistencia a ir a consultar a su médico familiar o de cabecera con una pequeña molestia, incluso algo como un dolor de cabeza que no desaparece o una gripe. Ahora, imagina a la misma persona que tiene que lidiar sola, sin nadie a quién acudir, ya que teme a que la tachen de loco o de raro.
Pero lo cierto, es que ir a terapia o ir al psiquiatra, nunca es un signo de locura o de rareza. De hecho, es una de las cosas más sanas que puedes hacer por tu bienestar propio.
Sin embargo ¿Qué es la terapia, y cómo es que sabemos cuándo tenemos que acudir?
¿ Qué es la terapia psicológica?
La terapia es una rama de la medicina y de las ciencias de la salud que ayuda a afrontar una enfermedad o trastorno. Hoy hablaremos de la psicoterapia, el término más apropiado para la terapia psicológica.
La psicoterapia, es la terapia destinada a la mente humana y a su psicología. Se usa para tratar y controlar las enfermedades mentales, traumas, problemas emocionales, comportamientos repetitivos y nocivos, adicciones, estrés postraumático e incluso para ayudar a las familias a tener una mejor convivencia y a solucionar sus problemas.
La terapia es un espacio secreto y seguro. El secreto de profesión es sagrado e inquebrantable. En donde puedes confiarle todo a tu terapeuta. No te juzgará ni te maltratará. Puedes confiar en esa persona ya que ha dedicado años y años estudiando la mente humana y a las personas.
¿ Cómo sé cuándo ir?
El cerebro humano es uno de esos grandes misterios que ni cientos o incluso miles de años puede arrojarnos todos los secretos del mismo. Y de algo aún más complejo: La mente. La consciencia. Es decir, tú. Puede ser fácil determinar cuándo ir con otros profesionales de la salud, como para tu chequeo anual o cuando tienes dolor o sufriste un accidente. Pero la mente es algo más complejo, por ello es que te damos de referencia algunas de las señales por las que puedes acudir con un terapeuta.
Señales de que deberías de ir a terapia
1. Te sientes nervioso o preocupado todo el tiempo. Incluso cuando estás en un ambiente seguro y tranquilo. O cuando no hay un motivo aparente.
Algunos pacientes que sufren de ansiedad o de ataques de pánico lo comparan como, cuando en un videojuego escuchas música de un enemigo aproximándose. Y te pones en alerta, cuando en realidad, no hay ningún peligro real presente. Todos podemos ponernos nerviosos en situaciones importantes, como dar un discurso o dar una mala noticia. O incluso cuando hay un ruido fuerte o un movimiento extraño en la noche que observas por tu ventana. Pero cuando no hay nada que desencadene estas sensaciones, es un indicador de que deberías de ir con un profesional.
2. La vida en gris. Aunque deberías sentirte feliz o por lo menos, satisfecho. No sientes. De hecho, hay veces que no sientes nada en absoluto. Ni alegría ni pena.
Sentirse triste y estar solo es normal y saludable. Hay días en los que no puedes evitar estar bajo de ánimo. Pero cuando no importa lo que hagas o con quién hables, no puedes sentir nada, las cosas se ven como desde una ventana empañada y carente de sentido o cuando sientes que la vida no tiene propósito o cuando tienes pensamientos suicidas o de autolesiones. Es entonces cuando debes acudir a un profesional, porque es probable que estés experimentando depresión.
3. Flashbacks de eventos traumáticos que no dejan de repetirse.
Un suceso traumático que te marcó, de pronto, no deja de repetirse como si fuera un disco que se rebobina una y otra vez dentro de tu mente. Un accidente, la muerte de un familiar. Una experiencia cercana a la muerte. Un abuso físico, emocional o sexual. No importa si pasó hace una semana o hace diez años. No puedes dejar de revivirlo.
La primera guerra mundial fue terrible. Sin embargo, además de descubrirse por ella nuevas tecnologías y armamentos, se descubrió más de la medicina moderna y de la psique humana. Los soldados que llegaban después de la guerra seguían actuando y teniendo episodios en los que actuaban como si estuvieran en la guerra a pesar de que estaban en sus hogares a salvo, con sus esposas, familiares y amigos amorosos y gentiles. Aun así tenían miedo a ruidos fuertes, plazos de terror absoluto, obsesión con el momento, fueron algunas de las características de este síndrome al que llamaron Shellshock. Ahora lo conocemos como síndrome de estrés post traumático. Y es imposible superarlo solo.
4. Rituales incontrolables. Lavarse las manos varias veces al día al sentir que no están limpias, o que hay bacterias que las contaminaron. Comprobar varias veces que las llaves, ventanas y puertas estén cerradas o que la luz esté apagada. Son algunos de los rituales incontrolables más comunes, aunque en general cualquiera que tenga esas características, es una alerta.
Todos queremos sentir seguridad y calma. Hay personas que se bañan con burbujas de lavanda antes de ir a dormir, o personas que tienen que tomar su café de la mañana para empezar el día. Pero cuando estos rituales son incontrolables y te dan ansiedad o nerviosismo, acude con tu profesional de la salud mental.
5. Pensamientos oscuros y violentos. Cuando estos pensamientos se vuelven una obsesión y algo constante ante el menor estímulo. Sintiendo como si estuvieras a punto de explotar, o si temes por hacerle daño a ti o a los demás. Entonces acude con tu psicólogo o psiquiatra más cercano, preferiblemente a los servicios de urgencias disponibles en la mayoría de clínicas.
6. Alucinaciones y alteraciones de la consciencia: Voces que susurran a tu oído, la sensación de que alguien o algo te controla o persigue. Visiones de personas o de cosas acechándote. La sensación de que no puedes controlarte a ti mismo ni a tus pensamientos. O incluso si cierras los ojos y al siguiente, estás en un lugar completamente diferente, sin saber qué pasó o cambios de humor drásticos en pocos minutos.
Es entonces recomendable acudir al psiquiatra. El tratamiento médico farmacológico se complementará con la psicoterapia para tratar la situación.
Es importante mencionar que, asistir a un terapeuta es encontrar una persona que te acoge, que te escucha, que entiende como te estás sintiendo y cálidamente te acompaña en la comprensión de la situación, en la potenciación de tus recursos personales y en la búsqueda de estrategias que te permitan recuperar tu tranquilidad y bienestar.
¿ Psicólogo o psiquiatra?
Son dos profesiones que se complementan de manera importante para ayudar a las personas y brindarles la atención necesaria que contribuya a su bienestar y calidad de vida.
- PSIQUIATRA: Se encarga de analizar el cerebro y su bioquímica para tratar los síntomas de la enfermedad. La mayoría de enfermedades mentales tienen como origen o se hacen en base a sustancias químicas y hormonales en el cerebro. Las trata con medicación. Y tiene el título en medicina especializado en psiquiatría. Puede prescribir medicamentos.
- PSICÓLOGO: Se encarga de analizar la psique de la persona y tratar la enfermedad mental desde el interior de su mente, encontrando la raíz del problema y ayudándolo a superar tanto las condiciones mentales como problemas personales, emocionales o sociales. No puede prescribir medicamentos